
La columna de Paréntesis
En Orizaba ¿quién crees que gane la elección 2025? Teniendo la experiencia de que históricamente se votaba por los partidos, y en otras contiendas, por las personas.
𝘝𝘪𝘦𝘳𝘯𝘦𝘴 9 𝘥𝘦 𝘢𝘨𝘰𝘴𝘵𝘰 2024.- Dicen los que vivieron e hicieron campaña para ganar la elección del 2004 al PRI en Orizaba que, no fue suerte, si no estrategia, trabajo, sinceridad, lealtad y “apetito político del bueno” no la ambición ni conveniencia o por el muy actual término “ya me toca y… otra vez me toca”.
“Los panistas que picamos piedra, que hicimos la campaña, y con ayuda de un pueblo harto de lo mismo, ganamos a la buena, primero la Presidencia Municipal administración 1995-1997”, y la ganó un pediatra, el doctor Tomás Trueba Gracián.
“Muchos lo deben recordar, éramos unos chamacos y los panistas aguerridos, leales, estrategas con gran voluntad de cambio en estas tierras, pusieron su dinero y trabajo… así se ganaron las elecciones, no una, sino dos veces (y hubo una tercera, pero ya fue diferente). Esas campañas sacaron lo mejor de los ciudadanos, los priístas lloraron la derrota, pero al final los orizabeños probaron la alternancia en el poder, por primera vez en la historia de Orizaba”.
Cabe hacer la pregunta, a 30 años de distancia, ¿Orizaba es priísta o es panista?
Era el mes de octubre, cuando las campañas de aquel 1994 se realizaban con varios partidos contendiendo, pero dos candidatos representando al que se suponía era el más fuerte, y el otro, el contrincante más cercano, el PAN, como un verdadero “suspirante”. Pocos creían que un cambio se avecinaba, incluidos los propios panistas quienes en aquel entonces eran casi novatos en un proceso electoral.
Tiempos en que pocos valoraban la oferta política, acostumbrados a un partido enquistado y acostumbrado llevarse el carro completo.
Evidencia poca, solo en los archivos fotográficos de los diarios de aquel entonces, eran los tiempos de la imagen en papel. Los rojos decían, el que se mueve no sale en la foto, los azules, si salieron el día de la elección.
El rostro de las campañas era la propaganda, que podía ser soberbia, con derroche, o austera e inexistente. Incluso, el equipo de trabajo de algún candidato, no solo no usaban una marca de zapatos, sino que era evidente el desgaste, eran de las primeras veces en que surge esa frase “caminaré y caminaré y mis zapatos gastaré”, literal.
Cientos de plásticos tapizando calles y más calles, con los logotipos de los partidos, porque entonces era el partido por el que se votaba, no la persona. Y, sin embargo, ¿por qué perdió el PRI?, o ¿ahí comenzó la debacle?, “por la falta de cercanía de los candidatos con los votantes”, dicen los propios cuadros de entonces.
En esta columna, continuaremos recuperando la memoria histórica de las campañas, a casi 30 años de aquella que cambió la historia y el rumbo de la ciudad. Y, por supuesto, mirando al 2025.